«A cada minuto hay que rehacer, recrear, modificar el personaje que fingimos, hasta que llega el momento en que realidad y apariencia, mentira y verdad, se confunden. De tejido de invenciones para deslumbrar al prójimo, la simulación se trueca en una forma superior, por artística, de la realidad. Nuestras mentiras reflejan, simultáneamente, nuestras carencias y nuestros apetitos, lo que no somos y lo que deseamos ser.»
Octavio Paz

YONOSOYYO es una mirada a la construcción de la propia imagen. A la falta de autenticidad en nuestra manera de mostrarnos ante los otros. Al conflicto entre la persona que realmente somos y el personaje que creamos, bajo cuya máscara nos ocultamos.

Utilizando un estilo clásico, pictorialista, elevamos nuestra caricatura a la categoría de retrato histórico, esbozando un catálogo de nuestro tiempo, en el que la apariencia, la ocultación y la mentira son nuestra tarjeta de presentación.

En el imperio de lo superficial, es imprescindible mostrar una imagen de éxito, de riqueza, de poder, de seducción. Escondemos el fracaso, la debilidad, la agonía, bajo una patética sonrisa. El espectáculo debe continuar.

Nos refugiamos en modas, accesorios, símbolos, en aquello que nos integra en nuestra tribu de referencia. Afirmamos nuestra identidad, nuestro yo único y diferente, a través de tendencias que nos señalan el camino a seguir. Que nos obligan. Que nos atan. Marcas comerciales. Marcas políticas. Activismo virtual a golpe de clic. Los likes como medida de nuestro compromiso.

Nuestra máscara es un escudo. Nos protege, evita la intromisión en nuestra intimidad, es nuestro perro en el jardín. Y a la vez es el muro que nos aísla, que nos encierra en nosotros mismos. Lo que nos seduce de las otras personas es sólo su máscara visible. Su verdadera naturaleza se nos oculta. Y cuando cae la máscara, sólo quedan rechazo y miedo.

2º premio en el certamen de fotografía Periscopio de Vitoria-Gasteiz. Noviembre de 2006.